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Eliseo y el sitio de Samaria - Parte 2

Dios libera a la ciudad de Samaria de los sirios y cumple cada palabra de la profecía de Eliseo.
Contribución de Richard Gunther
1
La historia hasta ahora... El rey Joram y el pueblo de Samaria se estaban muriendo de hambre. El rey Ben-adad y el ejército sirio habían rodeado la ciudad para impedir la entrada de alimentos. – Número de diapositiva 1
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Sin embargo, el profeta Eliseo había predicho que en 24 horas habría mucha comida, tanta que sería barata. ¿Cómo podía ser eso posible? – Número de diapositiva 2
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En este punto de la historia, salimos de la ciudad de Samaria, a un lugar donde los enfermos de lepra eran obligados a vivir. Se sentían atrapados. "No hay comida en la ciudad y si vamos al ejército sirio probablemente nos matarán. De cualquier manera vamos a morir". – Número de diapositiva 3
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Pero, dijo uno de los hombres, "si nos quedamos aquí sentados, también moriremos. ¿Qué tal si pedimos comida a los soldados enemigos? Puede que nos maten, pero hagamos lo que hagamos, vamos a morir de todas formas". – Número de diapositiva 4
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"Buena idea", dijeron los otros tres hombres con lepra. "Si los soldados nos matan, será una muerte rápida, en lugar de una muerte lenta y hambrienta". – Número de diapositiva 5
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Así que partieron hacia el campamento enemigo. – Número de diapositiva 6
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Pero cuando llegaron allí había un silencio espeluznante. No había nadie. Miraron a su alrededor, esperando ser capturados, pero el campamento estaba vacío. – Número de diapositiva 7
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¿Dónde estaba el ejército enemigo? La Biblia nos dice que poco antes de que llegaran los hombres con lepra, Dios hizo sonar un enorme ejército de caballos y carros. El ejército sirio estaba tan asustado que corrió por sus vidas. – Número de diapositiva 8
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Los hombres, aterrorizados, lo dejaron todo y huyeron, absolutamente aterrorizados. Dejaron tiendas, camas, sillas, mesas, caballos, herramientas, armas, ropa, adornos, dinero... ¡Y comida! – Número de diapositiva 9
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Los hombres con lepra no podían creer lo que veían y se llenaron de comida. Luego recogieron bienes valiosos y cavaron un agujero para esconderlos. – Número de diapositiva 10
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Pero luego se detuvieron y pensaron: "Oye, este es un día increíble. ¿Pero no deberíamos ir a decírselo al rey? Todo el mundo en la ciudad se está muriendo". – Número de diapositiva 11
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Los hombres regresaron a la ciudad y cuando llegaron, el rey estaba en la cama. No le gustaba que lo despertaran y cuando escuchó las noticias, en lugar de alegrarse, desconfió. – Número de diapositiva 12
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Sé lo que están haciendo estos astutos sirios, dijo. "Han fingido que se van para que cuando salgamos de la ciudad, se abalancen sobre nosotros. Es una emboscada". – Número de diapositiva 13
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Uno de los sirvientes del rey tuvo una sugerencia. "¿Qué tal si enviamos a algunos hombres a caballo para que echen un buen vistazo? Si los matan, sabremos que es un truco". – Número de diapositiva 14
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Al rey le gustó la idea y se enviaron los soldados a caballo. Informaron de que todo el campamento había sido abandonado y no había ni un soldado sirio a la vista. – Número de diapositiva 15
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Mientras esto ocurría, la gente de la ciudad se enteró de la noticia. Algunos no pudieron esperar y salieron corriendo de la puerta de la ciudad y corrieron para llegar primero a la comida. – Número de diapositiva 16
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¡Comida! Y mucha. ¡Todo gratis! Vino fino, leche, mantequilla, queso, fruta, verduras, pan, frutos secos... ¡qué banquete! – Número de diapositiva 17
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El rey no quería que la multitud atravesara la puerta en estampida, así que ordenó que se cerrara la puerta y puso a un oficial a cargo de la misma. ¿Puedes adivinar quién era el oficial? – Número de diapositiva 18
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Tal vez recuerdes (de la parte 1 de esta historia), que un oficial se había burlado cuando Eliseo había predicho que Dios proveería comida para todos. Y Eliseo le había dicho a este oficial que vería la comida, pero no la comería. Pues bien, este mismo oficial fue el que el rey puso a cargo de la puerta. – Número de diapositiva 19
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Se paró allí desesperado, tratando de detener a la multitud hambrienta que corría hacia la comida. Pero los hambrientos estaban tan desesperados por comer que seguían empujando y corriendo. El pobre guardia cayó al suelo y fue pisoteado. – Número de diapositiva 20
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Así que, tal como había dicho Eliseo, el oficial vio la comida, pero no comió nada de ella. – Número de diapositiva 21
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Cuando Dios dice algo a través de sus profetas, cada palabra se cumple. La palabra de Dios es siempre fiel. – Número de diapositiva 22
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