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Tres hombres se levantan en defensa de Dios

Misael, Ananías y Azarías se niegan a inclinarse ante la estatua de oro del Rey Nabucodonosor, son arrojados dentro de un horno ardiente y luego son salvados de ella.
Contribución de Sweet Publishing
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Cuando los babilonios invadieron Israel, se llevaron a muchos judíos como prisioneros a Babilonia. El Rey Nabucodonosor promovió a tres prisioneros al puesto de oficiales y les dio nuevos nombres babilonios: Misael, Ananías y Azarías. – Número de diapositiva 1
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El Rey Nabucodonosor hizo una figura de oro de 27 metros (90 pies) de alto y 2,7 metros (9 pies) de ancho, y la colocó en la llanura de Dura en Babilonia. Todos los gobernantes y oficiales fueron convocados para asistir a la consagración de la figura. – Número de diapositiva 2
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Un heraldo proclamó a grandes voces:<br/>–Se ordena que, cuando escuchen los instrumentos musicales (trompetas, oboes, liras, cítaras y arpas), todos caigan de rodillas y adoren la figura de oro que el Rey Nabucodonosor ha erigido. Aquel que no se postre en reverencia será inmediatamente arrojado dentro de un horno en llamas. – Número de diapositiva 3
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Tan pronto como la música empezó a sonar, todos se postraron ante la figura de oro – Número de diapositiva 4
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Los astrólogos babilonios le informaron a Nabucodonosor que Misael, Ananías y Azarías no se habían inclinado ante la imagen de oro y que tampoco adoraban a los dioses del rey. – Número de diapositiva 5
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Ante esto, el rey se llenó de ira y ordenó que los tres hombres fueran traídos frente a él. Les dio una oportunidad más de postrarse cuando la música sonara o, de lo contrario, serían arrojados en el horno.<br/>–¿Creen que hay algún Dios que pueda salvarlos? –gritó. – Número de diapositiva 6
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Los tres hombres respondieron valientemente:<br/>–Su Majestad, si el Dios a quien servimos es capaz de salvarnos del horno en llamas y de tu poder, entonces lo hará. Pero aun si no lo hace, no adoraremos a tu dios y no nos postraremos ante la estatua de oro. – Número de diapositiva 7
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Nabucodonosor perdió los estribos y su rostro enrojeció de ira. Ordenó que el horno se calentara siete veces más que lo normal. Los hombres más fuertes de su ejército ataron a los tres judíos y los arrojaron, totalmente vestidos, en el horno calcinador. – Número de diapositiva 8
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De pronto, Nabucodonosor se sobresaltó de asombro.<br/>–¿Acaso no habíamos atado a los tres hombres y los habíamos arrojado al fuego? –preguntó.<br/>Los soldados respondieron:<br/>–Sí, así lo hicimos, Su Majestad.<br/>–¿Entonces por qué veo cuatro hombres caminando por el fuego? –preguntó–. No están atados y no hay ningún signo de que estén lastimados, y el cuarto parece un ángel o Hijo de Dios. – Número de diapositiva 9
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Entonces, Nabucodonosor se acercó a la puerta del horno en llamas y llamó:<br/>–¡Ananías, Misael, Azarías, Sirvientes del Supremo dios, Salgan!<br/>Y ellos salieron inmediatamente. Todos los príncipes, gobernadores y demás oficiales se reunieron para mirara a los tres hombres que no habían sido tocados por el fuego. Su cabello no estaba chamuscado, sus vestidos no estaban quemados y no había olor a humo en ellos. – Número de diapositiva 10
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El rey exclamó:<br/>–¡Alabado sea el Dios de Ananías, Misael, Azarías! Él envió a su ángel a rescatar a estos hombres que lo servían y confiaban en Él. Ellos desobedecieron mis órdenes y arriesgaron sus vidas en lugar de postrarse y adorar otro dios que no fuera el suyo. – Número de diapositiva 11
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El Rey continuó:<br/>–Ordeno que cualquiera que hable irrespetuosamente del Dios de Ananías, Misael, Azarías, sea desmembrado parte por parte y que su casa se convierta en una pila de ruinas. No hay otro dios que pueda rescatar así. <br/>Entonces, el Rey promovió a Ananías, Misael, Azarías. – Número de diapositiva 12
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