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Un carcelero en Filipos se convierte en cristiano

Pablo y Silas en prisión.
Contribución de Max7.org
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Pablo y Silas habían comenzado a hablarle a la gente de la ciudad romana de Filipos acerca de Jesús. Una mujer llamada Lidia se había convertido al cristianismo y una adivina había sido liberada de los poderes malignos que la controlaban. Sin embargo, esto había molestado a quienes usaban a la adivina para ganar dinero y agarraron a Pablo y Silas y los llevaron ante los gobernantes romanos. Los oficiales romanos hicieron que Pablo y Silas fueran golpeados con varas una y otra vez. – Número de diapositiva 1
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Después de haber sido brutalmente golpeados, Pablo y Silas fueron arrojados a la cárcel. El carcelero recibió la orden de vigilarlos cuidadosamente. – Número de diapositiva 2
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“Estos dos hombres son judíos y están causando problemas en nuestra ciudad”, informaron los soldados. – Número de diapositiva 3
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“Están enseñando cosas que no nos conviene hacer a nosotros, los romanos”. – Número de diapositiva 4
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El carcelero recibió orden de vigilarlos con mucho cuidado. Cuando oyó esta orden, los puso en el interior de la cárcel. – Número de diapositiva 5
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Les sujetó los pies entre grandes bloques de madera. – Número de diapositiva 6
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A eso de la medianoche, Pablo y Silas oraban y cantaban himnos a Dios. Los otros presos los escuchaban. – Número de diapositiva 7
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De repente, se produjo un gran terremoto. Fue tan fuerte que sacudió los cimientos de la cárcel. – Número de diapositiva 8
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Entonces todas las puertas de la cárcel se abrieron de golpe y todos los presos fueron liberados de sus cadenas. El carcelero se despertó y vio que las puertas de la cárcel estaban abiertas. Pensó que los presos ya se habían escapado. Entonces tomó su espada y se dispuso a suicidarse. – Número de diapositiva 9
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Pero Pablo gritó: “¡No te hagas daño! ¡Estamos todos aquí!”.<br/>El carcelero le pidió a alguien que trajera una luz.<br/>Entonces corrió adentro y, temblando de miedo, se postró ante Pablo y Silas. – Número de diapositiva 10
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El carcelero los sacó afuera y les preguntó: “Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo?” Ellos le respondieron: “Cree en el Señor Jesús y serás salvo, tú y todos los que están en tu casa”. – Número de diapositiva 11
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Entonces Pablo y Silas comunicaron el mensaje del Señor al carcelero y a toda la gente de su casa. A esa hora de la noche, el carcelero tomó a Pablo y a Silas y les lavó las heridas. Luego, él y toda su familia fueron bautizados inmediatamente. Después de esto, el carcelero llevó a Pablo y a Silas a su casa y les dio de comer. Él y su familia estaban muy contentos porque ahora confiaban en Jesús. – Número de diapositiva 12
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