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El carcelero que se hizo cristiano

Pablo y Silas son encarcelados injustamente en Filipos, pero cuando se produce un terremoto el carcelero se convierte en cristiano.
Contribución de Rev. Henry Martin
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Pablo y Silas estaban de viaje misionero y llegaron a la ciudad de Filipos. Comenzaron a hablar a la gente sobre el Señor Jesucristo. – Número de diapositiva 1
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Mientras caminaban por la ciudad, les salió al encuentro una esclava que tenía un espíritu impuro que le ayudaba a predecir el futuro. Ella los seguía gritando: "Estos hombres son siervos de Dios y han venido a decirles cómo se les perdonan los pecados". – Número de diapositiva 2
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Esto sucedió varias veces, hasta que un día Pablo se molestó tanto por ello que se dio la vuelta y se dirigió al espíritu impuro: "Te ordeno en nombre de Jesucristo que salgas de ella". Al instante el espíritu se fue y ella se calmó. – Número de diapositiva 3
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Cuando los amos de la esclava se dieron cuenta de que ya no podía ganar dinero para ellos como adivina, agarraron a Pablo y a Silas y los arrastraron ante los jueces del mercado. "Toda la ciudad está alborotada por culpa de estos judíos", se quejaron. "Están enseñando a la gente a hacer cosas que van en contra de las leyes romanas". – Número de diapositiva 4
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Una turba se unió al ataque contra Pablo y Silas y los magistrados ordenaron que los desnudaran, los azotaran por la espalda y los echaran a la cárcel. – Número de diapositiva 5
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El carcelero de la prisión les puso los pies en el cepo. Si algún prisionero se escapaba, sabía que sería castigado con la ejecución. – Número de diapositiva 6
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El carcelero vigilaba a los prisioneros esa noche. – Número de diapositiva 7
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Hacia la medianoche, en lugar de Pablo y Silas sentirse miserables después de la paliza, estaban orando en voz alta y cantando alabanzas a Dios. De repente se produjo un terremoto que sacudió violentamente la prisión. Las cadenas se rompieron, el cepo se aflojó y las puertas de la prisión se abrieron de golpe. – Número de diapositiva 8
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En la oscuridad, el carcelero pensó que todos los prisioneros habían escapado. Sacó su espada y estuvo a punto de suicidarse. Pablo le gritó: "No te hagas daño. Estamos todos aquí". – Número de diapositiva 9
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Temblando de miedo, el carcelero pidió una luz, corrió al calabozo y se postró ante Pablo y Silas. "Señores, ¿qué debo hacer para salvarme?", suplicó. – Número de diapositiva 10
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"Cree en el Señor Jesucristo y te salvarás, junto con toda tu familia", le respondieron. El carcelero los llevó a su casa, donde les curó las heridas. Pablo y Silas compartieron la buena noticia de Jesús con él y su familia. – Número de diapositiva 11
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El carcelero y toda su familia creyeron en Jesús y se bautizaron. Más tarde, Pablo y Silas fueron liberados de la cárcel por las autoridades y, tras despedirse de los demás cristianos de la ciudad, siguieron su camino. – Número de diapositiva 12
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Imagen alternativa del carcelero siendo bautizado. – Número de diapositiva 13
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Número de diapositiva 14