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Imagínate que Dios te pidiera que construyeses el barco más grande del mundo,  ¿lo harías? Probablemente sacudirías tu cabeza y dirías: “¡De ninguna manera! Eso es imposible. ¡Nunca podría construir algo así!”. Dios le dio esas mismas instrucciones a un hombre llamado Noé. Aunque Noé no entendía el gran plan de Dios, aceptó hacer lo que le pedía.<br/>Dios vio que la gente en la tierra se estaba volviendo violenta y malvada. Se robaban los unos a los otros, adoraban a los ángeles y mezclaban animales para producir nuevas especies muy extrañas. Dios estaba apenado. Aquél no era el mundo que había diseñado.<br/>“La tierra se ha vuelto muy violenta”, se dijo Dios.. “Lamento haberla creado”. Se le ocurrió un plan para eliminar todo lo que había sobre la tierra y comenzar nuevamente. – Número de diapositiva 1
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También había surgido una raza de gigantes, llamados Nefilim. Eran hijos <br/>de ángeles malvados y hembras humanas. ¡Los Nefilim eran enormes y repugnantes!<br/>Pero Noé era diferente. Tenía un vínculo intenso con Dios y no se comportaba como el resto de personas. Él era fiel y obediente. Un día, Dios dijo a Noé: “La humanidad no sigue mis designios. Voy a inundar la tierra para comenzar de nuevo”.<br/>Noé no podía creer lo que estaba escuchando. ¿Iba Dios a destruirlo todo? En tal caso, Dios consideraba que la tierra era un lugar infame. Pero Dios tenía más que decir: “Deseo que construyas un arca. Debe ser un barco lo suficientemente grande para introducir en él a muchos animales. Constrúyela de 300 codos de longitud, 30 codos de altura y 50 codos de ancho. Luego cúbrela con brea”. – Número de diapositiva 2
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Noé se rascó la barba. ¡Aquel barco iba a ser enorme! Contempló el gran cielo azul con ojos entrecerrados. ¿Qué estaba planeando Dios?  <br/>Sucedía que Noé no sabía lo que era la lluvia. Nunca se había dormido con <br/>el sonido de las gotas en el tejado techo y ni siquiera tenía un impermeable. Cuando Dios creó la tierra, también creó una niebla que surgía suelo y regaba las plantas.  ¿Por qué era necesario que cayese agua del cielo? “¿Qué pasará de mi familia?”, preguntó Noé. “¿La salvarás como a los animales?” .<br/>“Mi inundación lo destruirá todo”, respondió Dios. Pero no debes preocuparte. Os mantendré a ti y a tu familia a salvo” ¡Noé suspiró aliviado! ¡A Dios le agradaba su familia!<br/>Pero Noé aún tenía curiosidad. Después de todo, nunca antes había construido un arca. “Sigue mis instrucciones”, dijo Dios. “Yo te diré qué hacer”. – Número de diapositiva 3
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Noé y sus tres hijos, Sem, Cam y Jafet, eran muy inteligentes. Sabían cómo fabricar muchas cosas, como la gente de hoy en día. Cortaron árboles para el casco de la nave y tallaron piedras para las anclas. Hicieron clavos de hierro y mezclaron grandes barriles de pegamento denso, para que todas las piezas se mantuvieran juntas.<br/>Cuando finalmente todo estuvo listo, Noé y sus hijos comenzaron a construir el arca. Siguieron las instrucciones de Dios atentamente. Cada día el arca se hacía más y más grande. – Número de diapositiva 4
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Los vecinos de Noé contemplaban fascinados el barco gigante. ¡Nunca antes habían visto una embarcación TAN grande! “¿De verdad te dijo Dios que construyeras este arca?”, se reían. “¡Estás perdiendo el tiempo, viejo tonto!”.<br/>Noé lanzó una mirada furibunda a sus vecinos. “Si ponéis vuestra fe en Dios, podéis uniros a nosotros”, les dijo, martilleando clavos de hierro en la cubierta”. Pero sus vecinos continuaban burlándose de él y no hacían caso. “Ya no necesitamos a Dios”, se jactaban. “Tenemos a los ángeles para que nos guíen”. – Número de diapositiva 5
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Noé y sus hijos ignoraron las burlas y siguieron con el proyecto. Construyeron tres plataformas para los animales y una puerta especial para que los animales pudiesen entrar. Dispusieron habitaciones acogedoras ellos mismos y una ventana grande para que saliera el mal olor. Por último, construyeron un techo de madera y cubrieron el casco con una brea negra pegajosa para impedir el paso del agua.<br/>Finalmente Noé y sus hijos terminaron su obra. Dejaron sus herramientas y levantaron sus miradas para contemplar la poderosa arca. ¡Nunca antes habían visto un barco tan asombroso! Noé y su familia estaban a punto de comenzar la aventura más grande de sus vidas. – Número de diapositiva 6
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Noé sabía que sería un viaje largo, así que se aseguró de tener suficiente comida para alimentar a todos. Juntó grano y heno para los animales, así como fruta seca, verdura y pescado para su familia. ¡La esposa de Noé había preparado comida para años, así que sabían que tendrían alimentos de sobra!<br/>Entonces Dios dijo a Noé: “Lleva a tu familia dentro del arca y preparaos. Reuniré a los animales y te los traeré”. Los miembros de la familia de Noé <br/>se miraron nerviosos los unos a los otros. ¿Qué había planeado Dios para después?  Recogieron sus pertenencias y siguieron a Noé silenciosamente al interior del Arca. – Número de diapositiva 7
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Noé se sentó pacientemente al lado de la puerta frontal del arca y esperó a que llegaran los animales. Pronto, miles de animales se reunieron delante de la nave arca, empujándose unos a otros para asegurarse un buen lugar dentro de la embarcación. ¡Bramaban, rugían, graznaban y gruñían. ¡Imagínate cuánto ruido!<br/>Noé se quedó boquiabierto. Había muchos animales extraños que nunca había visto. “Dios, ¿por dónde empiezo?”, clamó, cubriéndose la cara con sus manos.  Estaba muy agradecido por la ayuda de Dios.<br/>“Elige siete parejas de cada especie limpia de aves y animales”, dijo Dios. <br/>“De cada clase de animal impuro, sólo toma una pareja. Dentro de siete días enviaré agua sobre la tierra durante cuarenta días y cuarenta noches”. – Número de diapositiva 8
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Noé se situó frente al arca y contó los animales. Eligió siete parejas de cada especie de animal limpio. De cada clase de animal impuro sólo escogió una pareja, exactamente como Dios le había dicho.<br/>Entonces, condujo a los animales por una rampa hasta el interior del arca. Había jirafas y elefantes, osos hormigueros y armadillos, gatos y monos y osos e hipopótamos. ¡Había más clases de animales de los que Noé podía contar!<br/>Cuando todos los animales escogidos estuvieron dentro del arca, Dios cerró la puerta. Ninguno de los vecinos de Noé había regresado a los designios de Dios.  Habían decidido hacer las cosas a su manera. – Número de diapositiva 9
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De repente, el cielo se oscureció. Los truenos rugían entre gruesas nubes negras y en el turbio cielo aparecieron relámpagos. Las compuertas celestiales se abrieron y comenzó a llover. Llovió y llovió. Los amigos y vecinos de Noé miraban fijamente al cielo: “¿De dónde viene el agua?”, se preguntaron . <br/>“¡Quizás Noé tenía razón!”.<br/>La tierra comenzó a temblar y a quebrarse como la cáscara de un huevo.  Manantiales profundos brotaron de golpe y el agua comenzó a manar de debajo de la tierra. La gente se asustó mucho. Golpeaban con sus puños en el arca, rogando que les dejaran entrar. “¡Abrid la puerta, o de lo contrario moriremos!”.<br/>Noé se secó una lágrima del ojo. Había deseado de todo corazón que la gente tuviera fe en Dios. “Amigos, os lo advertí. Pero pensasteis que estaba loco”, grito Noé. “No me creísteis cuando os dije que estaba oyendo a Dios. Ahora es demasiado tarde”. – Número de diapositiva 10
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Llovió durante cuarenta días y cuarenta noches. El agua seguía saliendo de debajo de la tierra; su nivel ascendía más y más. Dentro del arca, los animales se removían como la ropa dentro de una lavadora. Había mucho ruido, era espantoso. ¡La familia de Noé apenas podía oír sus pensamientos!  <br/>Noé se apresuró a subir por las escaleras y sacó su cabeza por la ventana. El agua se extendía tan lejos como sus ojos podían ver. Las colinas y los valles habían desaparecido.<br/>Noé temblaba, se envolvió fuertemente con su manta. Se dio cuenta de que las únicas personas que quedaban en todo el mundo eran él y su familia. “Por favor, protégenos y líbranos de esta tormenta”, rezó Noé. – Número de diapositiva 11
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Finalmente, la lluvia cesó y los manantiales y fuentes subterráneas se cerraron. Un viento suave sopló sobre la tierra, las olas se calmaron y el mar quedó liso como un cristal. Todo estaba en silencio.<br/>Noé y su familia se asomaron por la borda del arca. Se estremecieron al ver las aguas fangosas de abajo. ¡Era como si la tierra entera hubiera sido engullida por ellas! Dieron gracias a Dios por mantenerlos a salvo. <br/>“Me siento como si llevase en el arca toda mi vida”, suspiró Sem. “¿Cuándo crees que desaparecerá el agua?” Noé sonrió a su hijo: “No te preocupes. Dios no se ha olvidado de nosotros. Solo debes tener fe. Él arreglará las cosas”. – Número de diapositiva 12
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Todos los días, la familia de Noé vigilaba a través de la ventana para comprobar si el agua estaba descendiendo. Pero cada mañana, el agua golpeaba los costados del arca.<br/>Un día, mientras Noé y su familia estaban desayunando, divisaron un fragmento de roca en la distancia. “¡El agua debe estar retrocediendo!”, gritó Noé emocionado, señalando la cima de la montaña.<br/>“¿Qué?”. Sem y Cam corrieron hacia la ventana y contemplaron el oscuro montículo rocoso. Casi no podían creer lo que sus ojos veían: “¡Es cierto! <br/>¡Realmente Dios no nos ha olvidado!”. – Número de diapositiva 13
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Unos meses después, finalmente el arca se posó sobre el monte Ararat. Noé abrió la ventana y miró hacia el exterior, pero solamente pudo ver colinas calvas y rocosas  que sobresalían del agua.<br/>Noé escogió una gran ave negra llamada cuervo y lo envió fuera del arca. Voló de allá para acá, esperando a que las aguas de la tierra se secaran. Noé se cansó de esperar a que el cuervo regresara y envió a una paloma. La paloma no pudo conseguir ningún alimento y su estómago gruñía. Voló directamente de vuelta al arca, donde sabía que había suficiente comida.<br/>Noé espero otros siete días y envió nuevamente a la paloma. Esta vez, el pájaro regreso con una hoja de olivo arrancada recientemente. Los ojos de Noé se iluminaron. “¡Esto quiere decir que las aguas finalmente han bajado!”, gritó. Envió a la paloma de nuevo y esta vez no regresó. – Número de diapositiva 14
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Noé y sus hijos abrieron el arca y miraron a su alrededor, contemplando su nuevo hogar. “¡La tierra parece estar seca!”, dijo Jafet, sonriendo a su madre. <br/>“Quizás podamos cultivar vegetales nuevamente”. <br/>La esposa de Noé aplaudió. Aunque estaba agradecida por las provisiones de Dios, estaba cansada de comer pan todos los días. Estaba ansiosa por preparar una comida en condiciones a su familia.<br/>Dios dijo a Noé que se llevara a todas las aves y animales, y que abandonara el arca. Noé y su familia se miraron nerviosamente entre sí. Les alegraba dejar el barco, pero el diluvio lo había destruido todo. ¿Cómo podrían vivir en esta tierra nueva y extraña? Parecía tan vacía como el viento. – Número de diapositiva 15
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Los animales se apresuraron a ponerse en pie y estirar sus piernas. ¡Habían permanecido en el barco durante mucho tiempo y estaban ansiosos <br/>por revolcarse en las frescas praderas verdes! Uno por uno, los animales descendieron la rampa a la carrera y salieron al sol del mediodía.<br/>Noé quería darle las gracias a Dios por mantener a su familia a salvo durante el diluvio, así que tomó un montón de piedras y con ellas levantó un gran altar. Después, eligió un ejemplar de cada especie limpia y los sacrificó para Dios.<br/>Dios estaba muy contento de que Noé le hubiese obedecido durante aquella gran aventura. Se dijo a sí mismo: “Nunca volveré a maldecir la tierra de esta manera, o destruiré a todos los seres vivos. Mientras haya tierra, las estaciones vendrán y se irán, y el día y la noche nunca dejarán de existir”. – Número de diapositiva 16
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Después, Dios bendijo a Noé y a sus hijos diciéndoles: “Noé, ten muchos hijos para que tus descendientes ocupen toda la tierra”. Noé sonrió. Le gustaba <br/>la idea de tener una familia numerosa. Plantaron un viñedo para celebrar la ocasión.<br/>Dios también hizo una promesa para Noé y para sus descendientes. Dijo: <br/>“Prometo no castigar de nuevo a los seres vivos con un diluvio. Como símbolo de esta promesa, colocaré un arcoíris en el cielo”. Noé y su familia estaban muy contentos.  Sabían que podían confiar en Dios.<br/>Las palabras de Dios duran eternamente. ¡Cuando veas un arcoíris en el cielo, recuerda que Dios siempre cumple sus promesas! – Número de diapositiva 17
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©Bible Pathway Adventures – Número de diapositiva 18